De nuevo un homenaje a "Liberty bar", de Simenon.

Hace ya algunos años, en concreto el 9 de mayo de 2007, nacía Liberty. El nombre era un homenaje a la mejor novela de Simenon sobre Maigret, Liberty bar. Luego, ya casi al final, cambió el nombre por el de JAJA, un personaje entrañable de dicha novela. Y, más tarde, Liberty/JAJA desapareció, era abril del 2009: "Hasta... ¿pronto, nunca, siempre?" se despedía entonces con cierto amargor en el alma: "muchos lectores que tienen otros blogs", muchos escritores que enviaban sus libros, algunas editoriales que también lo hacían (había días en que Liberty recibía más de 100 visitas)... dejaron de existir, ya no enviaban, ya no escribían, ya no existían...

Hoy (noviembre 2012) vuelve, con otra dirección (en-liberty.blogspot.com) pero con el fin de recuperar alguno de los textos que allí se publicaron. Y algunas cosas más. Pero haciendo tabla rasa de aquellos años.

Enrique Bienzobas

El contenido de este blog se ha transferido a la siguiente dirección:

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martes, 25 de diciembre de 2012

Los orígenes de la novela policiaca







Quinta parte:
“Causas Célebres”

La prisión de Newgate fue famosa por el terror que albergaba en su interior, por sus ilustres moradores (entre los que podemos destacar al ya mencionado Jonathan Wild, del que Defoe escribió una crónica biográfica,  Jack Sheppard, que se fugó tres veces de ella y que publicó una autobiografía, que es atribuida a Defoe y el mismo Daniel Defoe se contó entre sus huéspedes, después de permanecer tres días en la picota –exposición pública de un reo al que las gentes que pasen por ahí le arrojan piedras y otros objetos, si bien Defoe había publicado en esos días su poema Himno a la picota y el público le arrojaba flores-), por su incendio ocasionado en la revuelta de 1780, nueve años antes de otra gran revuelta que en París termina con la Bastilla, en la que participó el poeta William Blake: “nubes hambrientas vagan en las profundidades…” y por los calendarios que publicaba.
Hacia mitad del siglo XVIII aparece el primer Calendario de Newgate, cuyo objetivo es contar las vidas de los prisioneros más famosos de la cárcel, llevaba como subtítulo el sangrante registro de los malhechores. Consistía en un boletín mensual publicado por el director de la prisión. Algo más tarde otros editores hicieron suya la idea hasta que en 1774 apareció una edición en cinco volúmenes que se convirtió en el modelo estándar de El Calendario de Newgate. A principios del siglo XIX salieron otras dos ediciones.
El Calendario se convertirá en un modelo a seguir por las publicaciones denominadas “Causas Célebres”. Se trata de unas crónicas de la vida de delincuentes y, sobre todo, de sus actos criminales, narrados de manera “dramática” y minuciosa siguiendo las actas de los juicios con fuertes dosis de sensacionalismo y estilo novelero. Estas “causas” se llamaron, en realidad, Dramas judiciales. Causas Célebres criminales y correccionales. Tal y como se llama, por ejemplo, el volumen publicado en Madrid en el año 1849 por el editor Ramón Rodriguez. En dicho volumen, y a manera de justificación, se dice lo siguiente:
“Mucho se equivocaría el que al recorrer las páginas de esta obra, nueva en su género, creyese que abrigamos la intención de erigir un monumento al crimen, y de presentar como héroes a los que han sido azote y oprobio de la humanidad. Nuestro objeto es más noble y más importante, pues la narración de los hechos abominables presentados bajo el punto de vista de su causa definitiva, de sus consecuencias y de su expiación, envuelve una muy útil enseñanza respecto a la influencia de las costumbres que exaltan o reprimen las pasiones, y acerca de las mejoras que aconseja y reclama el estado de nuestra sociedad”.
Es decir, que la finalidad de dicha publicación, y de otras muchas tanto en España como en Francia, Bélgica, etc. es la de servir de escarmiento. Pero también se nos asegura que “la relación sucinta, pero concienzuda, dramática, pero verdadera, de los procesos célebres que han llegado a ser en cierto modo históricos, no puede menos de agradar a los que solo buscan en la lectura una distracción o un alimento a su curiosidad”. Por lo tanto lo que se busca en realidad es servir de distracción: se trata pues de historias noveladas sensacionalistas, verídicas y que no dejan indiferente al lector.
Pero es que, además, las “causas célebres” eran de dominio público, historias que se narraban de viva voz y que eran patrimonio de todos, como dijo Emilia Pardo Bazán, "una causa célebre es del dominio general" (Obras Completas. Tomo III, pág. 1382). Esos casos reales, que se reflejaban en los volúmenes publicados expresamente, o en los periódicos, se leían o se contaban en las largas noches de invierno al calor del fuego.
Para ilustrar lo que es una causa célebre con calidad literaria se puede leer El clavo, de Pedro Antonio de Alarcón. Incluso se puede descargar en la página del instituto Cervantes Virtual.
La fotografía que ilustra esta entrada es de la nueva cárcel de Newgate después de la reconstrucción realizada a raíz del incendio de 1780. Fue obra del arquitecto Jacques Blondel que se refería a ella como “arquitectura terrible”, (casi sin ventanas, cadenas grabadas en su puerta principal, fachada almohadillada, simetría perfecta...) que nos habla más de una fortaleza en la que los horrores de su interior no pueden salir a la luz. Hoy el lugar –Newgate Street en el cruce de Old Bailey, en pleno centro de Londres- se alza el Tribunal Penal Central, más conocido por El Viejo Bailey


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